Mausoleo de Karl Marx en el cementerio de Highgate, en Londres. Según el periodista estadounidense John Swinton, del “New York Sun”, si el gran pensador socialista hubiera podido grabar su propio epitafio hubiera escrito “¡Luchar!”.
Hoy, 14 de marzo, se recuerda un nuevo aniversario de la desaparición
física del incansable defensor de los trabajadores del mundo.
EL MENSAJE DE KARL MARX
A ciento veintisiete años de su desaparición
(14 de marzo de 1883 - 14 de marzo de 2010)
Textos seleccionados y ordenados por César Vásquez
Contenido
I. Conciencia y concienciación
II. Crítica
III. Razón y dogmatismo
IV. Ideas dominantes
V. Filosofía y cambio social
VI. Materialismo histórico
VII. Historia
VIII. Proceso social
IX. Desarrollo de las sociedades
X. Lucha de clases
XI. Burguesía
XII. Psicología capitalista
XIII. Proletariado
XIV. Pequeña burguesía
XV. Lumpemproletariado
XVI. Explotación
XVII. Propiedad privada de los medios de producción
XVIII. Salario
XIX. Alienación
XX. Religión
XXI. Globalización
XXII. Crisis
XXIII. Regulación social de la producción
XXIV. Libre comercio
XXV. Economistas
XXVI. Democracia
XXVII. Violencia
XXVIII. Dictadura del proletariado
XXIX. Comunismo
XXX. Producción cooperativa
XXXI. Educación
XXXII. Internacionalismo
XXXIII. Mujer y matrimonio
XXXIV. Judaísmo y capitalismo
XXXV. Familia
XXXVI. Políticos y corrupción
XXXVII. Opinión pública
XXXVIII. Culto a la personalidad
I. Conciencia y concienciación
CON-1.
En el corazón de los hombres debe despertarse la autoestima del ser
humano y su libertad. Únicamente este sentimiento, que desapareció del
mundo con los griegos y que con el cristianismo se desvaneció en la
bruma celeste de los cielos, puede transformar, una vez más, la sociedad
en una comunidad de seres humanos que trabajen por el logro de los
propósitos más elevados, un estado democrático.
Carta a Arnold Ruge (1843)
CON-2.
La reforma de la conciencia consiste únicamente en hacer que el mundo
sea consciente de su propia conciencia, en despertarlo de la ensoñación
que tiene de sí mismo, en explicarle el significado de sus propias
acciones.
Carta a Arnold Ruge (1843)
CON-3. Nada nos
impide vincular nuestra crítica con la crítica de la política, con tomar
partido en política, con participar en luchas reales e identificarnos
con ellas. Por consiguiente, no nos enfrentamos al mundo en actitud
doctrinaria, proclamando un nuevo principio: ‘¡Ésta es la verdad, arrodíllense ante ella!’ Desarrollamos nuevos principios para el mundo a base de los propios principios del mundo. No le decimos al mundo: ‘Termina con tus luchas, pues son tontas; queremos darte la verdadera consigna de lucha’.
Nos limitamos a mostrarle al mundo aquello por lo qué está luchando en
realidad. La conciencia es algo que tendrá que adquirir, aunque no lo
quiera.
Carta a Arnold Ruge (1843)
Arnold Ruge
II. Crítica
CRI-1.
Si la construcción del futuro y su consumación por todos los tiempos no
va ser nuestro trabajo, entonces está aún más clara nuestra tarea en
este momento. Me refiero a la crítica implacable de todas las
condiciones existentes, implacable en el sentido que la crítica no debe
atemorizarse de sus resultados ni de enfrentarse a los poderes
existentes.
Carta a Arnold Ruge (1843)
CRI-2. El arma
de la crítica no puede, por supuesto, reemplazar a la crítica del arma;
la fuerza material debe ser derribada por la fuerza material. Sin
embargo, la teoría se convierte en fuerza material tan pronto como es
comprendida por las masas.
Introducción a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel (1843)
CRI-3.
La teoría tiene la capacidad de atraer a las masas tan pronto como es
capaz de explicar al hombre, y explica al hombre tan pronto como llega a
ser radical. Ser radical es comprender la raíz del asunto. Para el
hombre, la raíz del asunto es el hombre mismo.
Introducción a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel (1843)
Página de la “Introducción a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel” (1843)
III. Razón y dogmatismo
RAZ-1. La razón ha existido siempre, pero no siempre en una forma racional.
Carta a Arnold Ruge (1843)
RAZ-2.
Toda ciencia sería superflua, estaría de más, si la forma de
manifestarse las cosas y la esencia de éstas coincidiese directamente.
El capital, volumen 3, “La fórmula trinitaria” (1894)
RAZ-3.
No estoy a favor de establecer una propuesta dogmática. Por el
contrario, debemos tratar de ayudar a los dogmáticos a hacer que sus
proposiciones sean claras para ellos mismos.
Carta a Arnold Ruge (1843)
Portada de la primera edición de “El Capital”. La obra fue escrita en alemán y publicada en Hamburgo, Alemania, en 1867.
IV. Ideas dominantes
IDE-1. Las ideas dominantes en cualquier época no han sido nunca más que las ideas de la clase dominante.
Manifiesto Comunista (1848)
IDE-2.
Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época;
o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material
dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual
dominante.
La ideología alemana (1845)
IDE-3. La
clase que tiene a su disposición los medios para la producción material
dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción
espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término
medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para
producir espiritualmente.
La ideología alemana (1845)
IDE-4.
Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las
relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales
dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de
una determinada clase la clase dominante son también las que confieren
el papel dominante a sus ideas.
La ideología alemana (1845)
IDE-5.
Los individuos que forman la clase dominante tienen también, entre
otras cosas, la conciencia de ello y piensan a tono con ello; por eso,
en cuanto dominan como clase y en cuanto determinan todo el ámbito de
una época histórica, se comprende de suyo que lo hagan en toda su
extensión y, por tanto, entre otras cosas, también como pensadores, como
productores de ideas, que regulen la producción y distribución de las
ideas de su tiempo; y que sus ideas sean, por ello mismo, las ideas
dominantes de la época.
La ideología alemana (1845)
IDE-6.
Cada nueva clase que pasa a ocupar el puesto de la que dominó antes de
ella se ve obligada, para poder llevar adelante los fines que persigue, a
presentar su propio interés como el interés común de todos los miembros
de la sociedad, es decir, expresando esto mismo en términos ideales, a
imprimir a sus ideas la forma de lo general, a presentar estas ideas
como las únicas racionales y dotadas de vigencia absoluta.
La ideología alemana (1845)
Portada de “La ideología alemana”
V. Filosofía y cambio social
FIL-1. Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.
Tesis sobre Feuerbach (1845)
FIL-2.
No puedo ir a Ginebra. Considero que lo que estoy haciendo mediante
este trabajo es mucho más importante para la clase trabajadora que
cualquier cosa que pudiera estar en capacidad de hacer en cualquier
congreso.
Carta a Ludwig Kugelmann (1866)
Ludwig Feuerbach
VI. Materialismo histórico
MAT-1.
En la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas
relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de
producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus
fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de
producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real
sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la
que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de
producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social,
política y espiritual en general.
Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1859)
MAT-2.
No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el
contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.
Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1859)
MAT-3.
El régimen de producción vigente en una época dada y las relaciones de
producción propias de este régimen, en una palabra la estructura
económica de la sociedad, es la base real sobre la que se alza la
superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas
formas de conciencia social.
El Capital, “La mercancía” (1867)
MAT-4. El régimen de producción de la vida material condiciona todo el proceso de la vida social, política y espiritual.
El Capital, “La mercancía” (1867)
MAT-5.
La concepción materialista de la historia también tiene ahora muchos
amigos de esos, para los cuales no es más que un pretexto para no
estudiar la historia. Marx dijo a fines de la década de 1870,
refiriéndose a los “marxistas” franceses: “Lo único que sé es que no soy
marxista”.
Carta de Friedrich Engels a Konrad Schmidt (1890)
MAT-6.
[Con el capitalismo] se estableció la libre competencia, con una
constitución social y política adecuada a ella y con la dominación
económica y política de la clase burguesa.
Manifiesto Comunista (1848)
Primer borrador del “Manifiesto Comunista”
VII. Historia
HIS-1.
Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de
la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se
olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa.
El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte (1852)
HIS-2.
Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre
arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo
aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y
les han sido legadas por el pasado.
El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte (1852)
HIS-3. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos.
El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte (1852)
HIS-4. Las revoluciones son las locomotoras de la historia.
Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850 (1850)
HIS-5. La historia es el juez – el verdugo, el proletario.
Discurso en el aniversario de "The People’s Paper" (1856)
HIS-6. La historia no permite que nadie se burle de ella.
La cuestión judía (1844)
Portada de la revista “Die Revolution” que incluye el artículo “El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte” (1852)
VIII. Proceso social
PRO-1.
El comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que haya
de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento
real que anula y supera el actual estado de cosas. Las condiciones de
este movimiento se desprenden de las premisas existentes en la
actualidad.
La ideología alemana (1845)
PRO-2. Los
obreros no tienen ninguna utopía lista para implantarla por decreto del
pueblo. Saben que para conseguir su propia emancipación. y con ella esa
forma superior de vida hacia la que tiende irresistiblemente la sociedad
actual por su propio desarrollo económico, tendrán que pasar por largas
luchas, por toda una serie de procesos históricos, que transformarán
completamente las circunstancias y los hombres. Ellos no tienen que
realizar ningunos ideales, sino simplemente dar rienda suelta a los
elementos de la nueva sociedad que la vieja sociedad burguesa agonizante
lleva en su seno.
La guerra civil en Francia (1871)
PRO-3. Cada paso de movimiento real vale más que una docena de programas.
Carta a Wilhelm Bracke (1875)
IX. Desarrollo de las sociedades
DES-1.
Los países industrialmente más desarrollados no hacen más que poner
delante de los países menos progresivos el espejo de su propio porvenir.
El capital, prólogo (1867)
DES-2.
Una nación debe y puede aprender de otra. Incluso en el caso en que una
sociedad haya llegado a descubrir la pista de la ley natural que
preside su movimiento –y la finalidad última de esta obra es descubrir
la ley económica que preside el movimiento de la sociedad moderna–,
jamás podrá saltar ni suprimir por decreto las fases naturales de su
desarrollo. Podrá únicamente acortar y mitigar los dolores del parto.
El capital, prólogo (1867)
DES-3.
Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas
materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de
producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de
esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han
desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas
productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre
así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se
revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura
erigida sobre ella.
Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1859)
DES-4.
La revolución que el socialismo moderno procura alcanzar es, en una
palabra, la victoria del proletariado sobre la burguesía y el
establecimiento de una nueva organización de la sociedad mediante la
destrucción de todas las diferencias de clase. Esto requiere no sólo un
proletariado que lleve adelante dicha revolución, sino también una
burguesía en cuyas manos las fuerzas productivas sociales se hayan
desarrollado tanto, que ellas permitan la destrucción final de las
diferencias de clase.
Sobre las relaciones sociales en Rusia (1874)
DES-5.
Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas
las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen
nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones
materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia
sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente
los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos
siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan o, por lo
menos, se están gestando, las condiciones materiales para su
realización.
Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1859)
DES-6.
Sólo en un determinado nivel de desarrollo de estas fuerzas productivas
sociales, inclusive a un muy elevado nivel para nuestras condiciones
modernas, llega a ser posible el aumento de la producción hasta el punto
en que la abolición de las diferencias de clase puede constituir
progreso real, y puede ser duradera sin originar el estancamiento o
inclusive la declinación en el modo de producción social. Sin embargo,
las fuerzas productivas sólo han alcanzado este nivel de desarrollo en
las manos de la burguesía. Por consiguiente, en este respecto, la
burguesía es tan necesaria como precondición para la revolución
socialista como lo es el propio proletariado. Por ello, alguien que
afirme que dicha revolución puede llevarse a cabo más fácilmente en un
país en el que, a pesar que no hubiera proletariado tampoco hubiera
burguesía, sólo prueba que aún tiene que aprender el ABC del socialismo.
Sobre las relaciones sociales en Rusia (1874)
Portada de la primera edición del “Manifiesto Comunista”. Escrito en alemán, el “Manifiesto” fue publicado en Londres en febrero de 1848.
X. Lucha de clases
LUC-1. La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases.
Manifiesto Comunista (1848)
LUC-2.
Nuestra época, la época de la burguesía, se distingue, sin embargo, por
haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va
dividiéndose, cada vez más, en dos grandes campos enemigos, en dos
grandes clases, que se enfrentan directamente: la burguesía y el
proletariado.
Manifiesto Comunista (1848)
LUC-3.
Durante cerca de cuarenta años hemos enfatizado que la lucha de clases
es la fuerza motriz inmediata de la historia y, en particular, que la
lucha de clases entre la burguesía y el proletariado es la gran palanca
de la revolución social moderna. Por ello, no nos es posible cooperar
con gente que quiere eliminar del movimiento dicha lucha de clases. En
la fundación de la Internacional expresamente formulamos el grito de
batalla: la emancipación de la clase trabajadora debe ser alcanzada por
la propia clase trabajadora. Por consiguiente, no podemos cooperar con
gente que afirma abiertamente que es tal la falta de educación de los
trabajadores para emanciparse ellos mismos, que primero deben ser
emancipados desde arriba por los miembros filantrópicos, altos y medios,
de las clases medias.
Carta circular a August Bebel, Wilhelm Liebknecht, Wilhelm Bracke y otros (1879)
LUC-4. Toda lucha de clases es una lucha política.
Manifiesto Comunista (1848)
LUC-5.
Es un hecho extraño. A pesar de todo lo que se ha hablado y se ha
escrito con tanta profusión, durante los últimos sesenta años, acerca de
la emancipación del trabajo, apenas en algún sitio los obreros toman
resueltamente la cosa en sus manos, vuelve a resonar de pronto toda la
fraseología apologética de los portavoces de la sociedad actual, con sus
dos polos de capital y esclavitud asalariada (hoy, el propietario de
tierras no es más que el socio comanditario del capitalista), como si la
sociedad capitalista se hallase todavía en su estado más puro de
inocencia virginal, con sus antagonismos todavía en germen, con sus
engaños todavía encubiertos, con sus prostituidas realidades todavía sin
desnudar.
La guerra civil en Francia (1871)
LUC-6.
Al esbozar las fases más generales del desarrollo del proletariado,
hemos seguido el curso de la guerra civil más o menos oculta que se
desarrolla en el seno de la sociedad existente, hasta el momento en que
se transforma en una revolución abierta, y el proletariado, derrocando
por la violencia a la burguesía, implanta su dominación.
Manifiesto Comunista (1848)
LUC-7.
Por su forma, aunque no por su contenido, la lucha del proletariado
contra la burguesía es primeramente una lucha nacional. Es natural que
el proletariado de cada país deba acabar en primer lugar con su propia
burguesía.
Manifiesto Comunista (1848)
LUC-8. El poder político, hablando propiamente, es la violencia organizada de una clase para la opresión de otra.
Manifiesto Comunista (1848)
XI. Burguesía
BUR-1. La burguesía ha desempeñado en la historia un papel altamente revolucionario.
Manifiesto Comunista (1848)
BUR-2.
La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar
incesantemente los instrumentos de producción y, por consiguiente, las
relaciones de producción, y con ello todas las relaciones sociales. La
conservación del antiguo modo de producción era, por el contrario, la
primera condición de existencia de todas las clases industriales
precedentes. Una revolución continua en la producción, una incesante
conmoción de todas las condiciones sociales, una inquietud y un
movimiento constantes distinguen la época burguesa de todas las
anteriores. Todas las relaciones estancadas y enmohecidas, con su
cortejo de creencias y de ideas veneradas durante siglos, quedan rotas;
las nuevas se hacen añejas antes de llegar a osificarse. Todo lo
estamental y estancado se esfuma; todo lo sagrado es profanado, y los
hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus
condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas.
Manifiesto Comunista (1848)
BUR-3.
La burguesía, a lo largo de su dominio de clase, que cuenta apenas con
un siglo de existencia, ha creado fuerzas productivas más abundantes y
más grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas. El
sometimiento de las fuerzas de la naturaleza, el empleo de las máquinas,
la aplicación de la química a la industria y a la agricultura, la
navegación de vapor, el ferrocarril, el telégrafo eléctrico, la
asimilación para el cultivo de continentes enteros, la apertura de los
ríos a la navegación, poblaciones enteras surgiendo por encanto, como si
salieran de la tierra. ¿Cuál de los siglos pasados pudo sospechar
siquiera que semejantes fuerzas productivas dormitasen en el seno del
trabajo social?
Manifiesto Comunista (1848)
BUR-4. La
burguesía suprime cada vez más el fraccionamiento de los medios de
producción, de la propiedad y de la población. Ha aglomerado la
población, centralizado los medios de producción y concentrado la
propiedad en manos de unos pocos. La consecuencia obligada de ello ha
sido la centralización política.
Manifiesto Comunista (1848)
BUR-5.
La burguesía ha sometido el campo al dominio de la ciudad. Ha creado
urbes inmensas; ha aumentado enormemente la población de las ciudades en
comparación con la del campo, substrayendo una gran parte de la
población al idiotismo de la vida rural. Del mismo modo que ha
subordinado el campo a la ciudad, ha subordinado los países bárbaros o
semibárbaros a los países civilizados, los pueblos campesinos a los
pueblos burgueses, el Oriente a Occidente.
Manifiesto Comunista (1848)
BUR-6.
Cada etapa de la evolución recorrida por la burguesía ha ido acompañada
del correspondiente progreso político… La burguesía, después del
establecimiento de la gran industria y del mercado mundial, conquistó
finalmente la hegemonía exclusiva del poder político en el Estado
representativo moderno. El Gobierno del Estado moderno no es más que una
junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa.
Manifiesto Comunista (1848)
BUR-7.
La condición esencial de la existencia y de la dominación de la clase
burguesa es la acumulación de la riqueza en manos de particulares, la
formación y el acrecentamiento del capital.
Manifiesto Comunista (1848)
XII. Psicología capitalista
PSI-1.
Como capitalista, él no es más que el capital personificado. Su alma es
el alma del capital. Y el capital no tiene más que un instinto vital:
el instinto de acrecentarse, de crear plusvalía, de absorber con su
parte constante los medios de producción, la mayor masa posible de
trabajo excedente.
El capital, volumen I, “La jornada de trabajo” (1867)
PSI-2.
El capital es trabajo muerto que no sabe alimentarse, como los
vampiros, más que chupando trabajo vivo, y que vive más cuanto más
trabajo vivo chupa.
El capital, volumen I, “La jornada de trabajo” (1867)
PSI-3.
Este afán absoluto de enriquecimiento, esta carrera desenfrenada en pos
del valor, hermana al capitalista y al avaro; pero, mientras que éste
no es más que el capitalista trastornado, el capitalista es el avaro
racional.
El capital, volumen I, capítulo 4 (1867)
PSI-4.
Al capital no le importa la salud ni la duración de la vida del obrero,
a menos que la sociedad lo obligue a tomarlas en consideración.
El capital, volumen I, “La jornada de trabajo” (1867)
PSI-5.
Un maestro de escuela es obrero productivo si, además de moldear las
cabezas de los niños, moldea su propio trabajo para enriquecer al
patrón. El hecho de que éste invierta su capital en una fábrica de
enseñanza en vez de invertirlo en una fábrica de salchichas no altera en
lo más mínimo los términos del problema.
El capital, volumen I, “Plusvalía absoluta y relativa” (1867)
XIII. Proletariado
PRO-1.
En la misma proporción en que se desarrolla la burguesía, es decir, el
capital, se desarrolla también el proletariado, la clase de los obreros
modernos, que no viven sino a condición de encontrar trabajo, y lo
encuentran únicamente mientras su trabajo acrecienta el capital. Estos
obreros, obligados a venderse al por menor, son una mercancía como
cualquier otro artículo de comercio, sujeta, por tanto, a todas las
vicisitudes de la competencia, a todas las fluctuaciones del mercado.
Manifiesto Comunista (1848)
PRO-2.
La burguesía no ha forjado solamente las armas que deben darle muerte;
ha producido también los hombres que empuñarán esas armas: los obreros
modernos, los proletarios.
Manifiesto Comunista (1848)
PRO-3.
De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, sólo el
proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás
clases van degenerando y desaparecen con el desarrollo de la gran
industria; el proletariado, en cambio, es su producto más peculiar.
Manifiesto Comunista (1848)
XIV. Pequeña burguesía
PEQ-1.
En los países donde se ha desarrollado la civilización moderna se ha
formado –y, como parte complementaria de la sociedad burguesa, sigue
formándose sin cesar– una nueva clase de pequeños burgueses que oscila
entre el proletariado y la burguesía. Los individuos que la componen se
ven continuamente precipitados a las filas del proletariado a causa de
la competencia, y, con el desarrollo de la gran industria, ven
aproximarse el momento en que desaparecerán por completo como fracción
independiente de la sociedad moderna y en que serán remplazados en el
comercio, en la manufactura y en la agricultura por capataces y
empleados.
Manifiesto Comunista (1848)
PEQ-2. La
burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones que hasta
entonces se tenían por venerables y dignas de piadoso respeto. Al
médico, al jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al hombre de ciencia,
los ha convertido en sus servidores asalariados.
Manifiesto Comunista (1848)
PEQ-3.
Los estamentos medios –el pequeño industrial, el pequeño comerciante,
el artesano, el campesino–, todos ellos luchan contra la burguesía para
salvar de la ruina su existencia como tales estamentos medios. No son,
pues, revolucionarios, sino conservadores. Más todavía, son
reaccionarios, ya que pretenden volver atrás la rueda de la Historia.
Son revolucionarios únicamente por cuanto tienen ante sí la perspectiva
de su tránsito inminente al proletariado, defendiendo así no sus
intereses presentes, sino sus intereses futuros, por cuanto abandonan
sus propios puntos de vista para adoptar los del proletariado.
Manifiesto Comunista (1848)
PEQ-4.
Una vez que el obrero ha sufrido la explotación del fabricante y ha
recibido su salario en metálico, se convierte en víctima de otros
elementos de la burguesía: el casero, el tendero, el prestamista, etc.
Pequeños industriales, pequeños comerciantes y rentistas, artesanos y
campesinos, toda la escala inferior de las clases medias de otro tiempo,
caen en las filas del proletariado; unos, porque sus pequeños capitales
no les alcanzan para acometer grandes empresas industriales y sucumben
en la competencia con los capitalistas más fuertes; otros, porque su
habilidad profesional se ve depreciada ante los nuevos métodos de
producción. De tal suerte, el proletariado se recluta entre todas las
clases de la población.
Manifiesto Comunista (1848)
XV. Lumpemproletariado
LUM-1.
El lumpemproletariado, ese producto pasivo de la putrefacción de las
capas más bajas de la vieja sociedad, puede a veces ser arrastrado al
movimiento por una revolución proletaria; sin embargo, en virtud de
todas sus condiciones de vida está más bien dispuesto a venderse a la
reacción para servir a sus maniobras.
Manifiesto Comunista (1848)
XVI. Explotación
EXP-1.
Dondequiera que ha conquistado el poder, la burguesía ha destruido las
relaciones feudales, patriarcales, idílicas. Las abigarradas ligaduras
feudales que ataban al hombre a sus “superiores naturales” las ha
desgarrado sin piedad para no dejar subsistir otro vínculo entre los
hombres que el frío interés, el cruel “pago al contado”. Ha ahogado el
sagrado éxtasis del fervor religioso, el entusiasmo caballeresco y el
sentimentalismo del pequeño burgués en las aguas heladas del cálculo
egoísta. Ha hecho de la dignidad personal un simple valor de cambio. Ha
sustituido las numerosas libertades, escrituradas y adquiridas por el
único y desalmado libre comercio. En una palabra, en lugar de la
explotación velada por ilusiones religiosas y políticas, ha establecido
una explotación abierta, descarada, directa y brutal.
Manifiesto Comunista (1848)
EXP-2.
En la medida en que se permita la existencia de la relación entre
trabajo asalariado y capital, no importa cuán favorable sean las
condiciones en las cuales tiene lugar el intercambio de mercancías.
Siempre existirá una clase que explotará y una clase que será explotada.
Discurso sobre el libre comercio (1848)
EXP-3.
¿Es que el trabajo asalariado, el trabajo del proletario, crea
propiedad para el proletario? De ninguna manera. Lo que crea es capital,
es decir, la propiedad que explota al trabajo asalariado y que no puede
acrecentarse sino a condición de producir nuevo trabajo asalariado,
para volver a explotarlo.
Manifiesto Comunista (1848)
EXP-4. La prosperidad de la burguesía presupone como necesario el sufrimiento de las clases trabajadoras.
Discurso sobre el libre comercio (1848)
XVII. Propiedad privada de los medios de producción
PRP-1.
En todos estos movimientos [los comunistas] ponen en primer término,
como cuestión fundamental del movimiento, la cuestión de la propiedad,
cualquiera que sea la forma más o menos desarrollada que ésta revista.
Manifiesto Comunista (1848)
PRP-2.
El rasgo distintivo del comunismo no es la abolición de la propiedad en
general, sino la abolición de la propiedad burguesa.
Manifiesto Comunista (1848)
PRP-3.
La propiedad privada burguesa moderna es la última y más acabada
expresión del modo de producción y de apropiación de lo producido basado
en los antagonismos de clase, en la explotación de los unos por los
otros.
En este sentido, los comunistas pueden resumir su teoría en esta fórmula única: abolición de la propiedad privada.
Manifiesto Comunista (1848)
PRP-4.
Todas las clases que en el pasado lograron hacerse dominantes trataron
de consolidar la situación adquirida sometiendo a toda la sociedad a las
condiciones de su modo de apropiación. Los proletarios no pueden
conquistar las fuerzas productivas sociales, sino aboliendo su propio
modo de apropiación en vigor, y, por tanto, todo modo de apropiación
existente hasta nuestros días. Los proletarios no tienen nada que
salvaguardar; tienen que destruir todo lo que hasta ahora ha venido
garantizando y asegurando la propiedad privada existente.
Manifiesto Comunista (1848)
PRP-5.
Os horrorizáis que queramos abolir la propiedad privada. Pero, en
vuestra sociedad actual, la propiedad privada está abolida para las
nueve décimas partes de sus miembros; existe precisamente porque no
existe para esas nueve décimas partes. Nos reprocháis, pues, el querer
abolir una forma de propiedad que no puede existir sino a condición de
que la inmensa mayoría de la sociedad sea privada de propiedad.
En una palabra, nos acusáis de querer abolir vuestra propiedad.
Efectivamente, eso es lo que queremos.
Manifiesto Comunista (1848)
PRP-6.
¡La Comuna, exclaman, pretende abolir la propiedad, base de toda
civilización! Sí, caballeros, la Comuna pretendía abolir esa propiedad
de clase que convierte el trabajo de muchos en la riqueza de unos pocos.
La Comuna aspiraba a la expropiación de los expropiadores. Quería
convertir la propiedad individual en una realidad, trasformando los
medios de producción, la tierra y el capital, que hoy son
fundamentalmente medios de esclavización y de explotación del trabajo,
en simples instrumentos de trabajo libre y asociado.
La guerra civil en Francia (1871)
PRP-7.
El comunismo no arrebata a nadie la facultad de apropiarse de los
productos sociales; no quita más que el poder de sojuzgar por medio de
esta apropiación el trabajo ajeno.
Manifiesto Comunista (1848)
PRP-8. Se ha objetado que con la abolición de la propiedad privada cesaría toda actividad y sobrevendría una indolencia general.
Si
así fuese, hace ya mucho tiempo que la sociedad burguesa habría
sucumbido a manos de la holgazanería, puesto que en ella los que
trabajan no adquieren y los que adquieren no trabajan.
Manifiesto Comunista (1848)
PRP-9.
Esto, naturalmente, no podrá cumplirse al principio más que por una
violación despótica del derecho de propiedad y de las relaciones
burguesas de producción, es decir, por la adopción de medidas que desde
el punto de vista económico parecerán insuficientes e insostenibles,
pero que en el curso del movimiento se sobrepasarán a sí mismas y serán
indispensables como medio para transformar radicalmente todo el modo de
producción.
Manifiesto Comunista (1848)
XVIII. Salario
SAL-1.
Lo que cuesta hoy día el obrero se reduce poco más o menos a los medios
de subsistencia indispensable para vivir y para perpetuar su linaje.
Pero el precio de toda [fuerza de] trabajo, como el de toda mercancía,
es igual a los gastos de producción. Por consiguiente, cuanto más
fastidioso resulta el trabajo, más bajan los salarios. Más aún, cuanto
más se desenvuelven la maquinaria y la división del trabajo, más aumenta
la cantidad de trabajo, bien mediante la prolongación de la jornada,
bien por el aumento del trabajo exigido en un tiempo dado, la
aceleración del movimiento de las máquinas, etc.
Manifiesto Comunista (1848)
SAL-2.
Cuanta menos habilidad y fuerza requiere el trabajo manual, es decir,
cuanto mayor es el desarrollo de la industria moderna, mayor es la
proporción en que el trabajo de los hombres es suplantado por el de las
mujeres y los niños. Por lo que respecta a la clase obrera, las
diferencias de edad y sexo pierden toda significación social. No hay más
que instrumentos de trabajo, cuyo coste varía según la edad y el sexo.
Manifiesto Comunista (1848)
SAL-3.
El salario está determinado por la lucha abierta entre capitalista y
obrero. Inevitablemente triunfa el capitalista. El capitalista puede
vivir más tiempo sin el obrero que éste sin el capitalista. La unión
entre los capitalistas es habitual y eficaz; la de los obreros está
prohibida y tiene funestas consecuencias para ellos. Además el
terrateniente y el capitalista pueden agregar a sus rentas beneficios
industriales, el obrero no puede agregar a su ingreso industrial ni
rentas de las tierras ni intereses del capital. Por eso es tan grande la
competencia entre los obreros.
Manuscritos económicos y filosóficos, “Salario” (1844)
SAL-4.
El precio medio del trabajo asalariado es el mínimo del salario, es
decir, la suma de los medios de subsistencia indispensables al obrero
para conservar su vida como obrero. Por consiguiente, lo que el obrero
asalariado se apropia por su actividad es estrictamente lo que necesita
para la mera reproducción de su vida. No queremos de ninguna manera
abolir esta apropiación personal de los productos del trabajo,
indispensable para la mera reproducción de la vida humana, esa
apropiación, que no deja ningún beneficio líquido que pueda dar un poder
sobre el trabajo de otro. Lo que queremos suprimir es el carácter
miserable de esa apropiación, que hace que el obrero no viva sino para
acrecentar el capital y tan sólo en la medida en que el interés de la
clase dominante exige que viva.
Manifiesto Comunista (1848)
SAL-5.
La condición de existencia del capital es el trabajo asalariado. El
trabajo asalariado descansa exclusivamente sobre la competencia de los
obreros entre sí.
Manifiesto Comunista (1848)
XIX. Alienación
ALI-1.
El creciente empleo de las máquinas y la división del trabajo quitan al
trabajo del proletario todo carácter propio y le hacen perder con ello
todo atractivo para el obrero. Éste se convierte en un simple apéndice
de la máquina, y sólo se le exigen las operaciones más sencillas, más
monótonas y de más fácil aprendizaje.
Manifiesto Comunista (1848)
ALI-2.
La industria moderna ha transformado el pequeño taller del maestro
patriarcal en la gran fábrica del capitalista industrial. Masas de
obreros, hacinados en la fábrica, son organizadas en forma militar. Como
soldados rasos de la industria, están colocados bajo la vigilancia de
toda una jerarquía de oficiales y suboficiales. No son solamente
esclavos de la clase burguesa, del Estado burgués, sino diariamente, a
todas horas, esclavos de la máquina, del capataz y, sobre todo, del
burgués individual, patrón de la fábrica. Y este despotismo es tanto más
mezquino, odioso y exasperante, cuanto mayor es la franqueza con que
proclama que no tiene otro fin que el lucro.
Manifiesto Comunista (1848)
ALI-3.
La fuerza de trabajo es, pues, una mercancía que su propietario, el
obrero asalariado, vende al capital. ¿Para qué la vende? Para vivir.
Trabajo asalariado y capital (1847)
ALI-4.
Ahora bien, la fuerza de trabajo en acción, el trabajo mismo, es la
propia actividad vital del obrero, la manifestación misma de su vida. Y
esta actividad vital la vende a otro para asegurarse los medios de vida
necesarios. Es decir, su actividad vital no es para él más que un medio
para poder existir. Trabaja para vivir.
Trabajo asalariado y capital (1847)
ALI-5.
El obrero ni siquiera considera el trabajo parte de su vida; para él es
más bien un sacrificio de su vida. Es una mercancía que ha adjudicado a
un tercero. Por eso el producto de su actividad no es tampoco el fin de
esta actividad. Lo que el obrero produce para sí no es la seda que
teje, ni el oro que extrae de la mina, ni el palacio que edifica. Lo que
produce para sí mismo es el salario; y la seda, el oro y el palacio se
reducen para él a una determinada cantidad de medios de vida, si acaso a
una chaqueta de algodón, unas monedas de cobre y un cuarto en un
sótano.
Trabajo asalariado y capital (1847)
ALI-6. Y
para el obrero que teje, hila, taladra, tornea, construye, cava, machaca
piedras, carga, etc., por espacio de doce horas al día, ¿son estas doce
horas de tejer, hilar, taladrar, tornear, construir, cavar y machacar
piedras la manifestación de su vida, su vida misma? Al contrario. Para
él, la vida comienza allí donde terminan estas actividades, en la mesa
de su casa, en el banco de la taberna, en la cama. Las doce horas de
trabajo no tienen para él sentido alguno en cuanto a tejer, hilar,
taladrar, etc., sino solamente como medio para ganar el dinero que le
permite sentarse a la mesa, o en el banco de la taberna, o meterse en la
cama.
Trabajo asalariado y capital (1847)
XX. Religión
REL-1.
El hombre hace a la religión, la religión no hace al hombre. La
religión expresa el conocimiento que el hombre tiene de sí mismo y su
timidez, mientras no se halla a sí mismo o, cuando habiéndose hallado,
se extravía nuevamente.
Introducción a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel (1843)
REL-2.
El sufrimiento religioso es expresión del sufrimiento real y, al mismo
tiempo, protesta contra el sufrimiento real. La religión es el quejido
de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, el espíritu
de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo.
Introducción a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel (1843)
REL-3.
Una vez suprimidos el ejército permanente y la policía, que eran los
elementos del poder material del antiguo gobierno, la Comuna tomó
medidas inmediatamente para destruir la fuerza espiritual de represión,
el “poder de los curas”, decretando la separación de la Iglesia del
Estado y la expropiación de todas las iglesias como corporaciones
poseedoras. Los curas fueron devueltos al retiro de la vida privada, a
vivir de las limosnas de los fieles, como sus antecesores, los
apóstoles.
La guerra civil en Francia (1871)
XXI. Globalización
GLO-1.
El descubrimiento de América y la circunnavegación de África ofrecieron
a la burguesía en ascenso un nuevo campo de actividad. Los mercados de
la India y de China, la colonización de América, el intercambio con las
colonias, la multiplicación de los medios de cambio y de las mercancías
en general, imprimieron al comercio, a la navegación y a la industria un
impulso hasta entonces desconocido y aceleraron, con ello, el
desarrollo del elemento revolucionario de la sociedad feudal en
descomposición.
Manifiesto Comunista (1848)
GLO-2.
Los mercados crecían sin cesar; la demanda iba siempre en aumento. Ya no
bastaba tampoco la manufactura. El vapor y la maquinaria revolucionaron
entonces la producción industrial. La gran industria moderna sustituyó a
la manufactura; el lugar del estamento medio industrial vino a ocuparlo
los industriales millonarios –jefes de verdaderos ejércitos
industriales–, los burgueses modernos.
Manifiesto Comunista (1848)
GLO-3.
La gran industria ha creado el mercado mundial, ya preparado por el
descubrimiento de América. El mercado mundial aceleró prodigiosamente el
desarrollo del comercio, de la navegación y de los medios de transporte
por tierra. Este desarrollo influyó, a su vez, en el auge de la
industria, y a medida que se iban extendiendo la industria, el comercio,
la navegación y los ferrocarriles, se desarrollaba la burguesía,
multiplicando sus capitales y relegando a segundo término a todas las
clases legadas por la Edad Media.
Manifiesto Comunista (1848)
GLO-4.
Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía ha dado un
carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países.
Con gran sentimiento de los reaccionarios, ha quitado a la industria su
base nacional. Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas y
están destruyéndose continuamente. Son suplantadas por nuevas
industrias, cuya introducción se convierte en cuestión vital para todas
las naciones civilizadas, por industrias que ya no emplean materias
primas indígenas, sino materias primas venidas de las más lejanas
regiones del mundo, y cuyos productos no sólo se consumen en el propio
país, sino en todas las partes del globo.
Manifiesto Comunista (1848)
GLO-5.
En lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con productos
nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman para su satisfacción
productos de los países más apartados y de los climas más diversos.
Manifiesto Comunista (1848)
GLO-6.
En lugar del antiguo aislamiento y la amargura de las regiones y
naciones, se establece un intercambio universal, una interdependencia
universal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la producción
material, como a la intelectual. La producción intelectual de una nación
se convierte en patrimonio común de todas. La estrechez y el
exclusivismo nacionales resultan de día en día más imposibles; de las
numerosas literaturas nacionales y locales se forma una literatura
universal.
Manifiesto Comunista (1848)
GLO-7.
Espoleada por la necesidad de dar cada vez mayor salida a sus productos,
la burguesía recorre el mundo entero. Necesita anidar en todas partes,
establecerse en todas partes, crear vínculos en todas partes.
Manifiesto Comunista (1848)
GLO-8.
Merced al rápido perfeccionamiento de los instrumentos de producción y
al constante progreso de los medios de comunicación, la burguesía
arrastra a la corriente de la civilización a todas las naciones, hasta a
las más bárbaras. Los bajos precios de sus mercancías constituyen la
artillería pesada que derrumba todas las murallas de China y hace
capitular a los bárbaros más fanáticamente hostiles a los extranjeros.
Obliga a todas las naciones, si no quieren sucumbir, a adoptar el modo
burgués de producción, las constriñe a introducir la llamada
civilización, es decir, a hacerse burguesas. En una palabra: forja un
mundo a su imagen y semejanza.
Manifiesto Comunista (1848)
XXII. Crisis
CRS-1.
Las relaciones burguesas de producción y de cambio, las relaciones
burguesas de propiedad, toda esta sociedad burguesa moderna, que ha
hecho surgir como, por encanto, tan potentes medios de producción y de
cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias
infernales que ha desencadenado con sus conjuros.
Manifiesto Comunista (1848)
CRS-2.
Desde hace algunas décadas, la historia de la industria y del comercio
no es más que la historia de la rebelión de las fuerzas productivas
modernas contra las actuales relaciones de producción, contra las
relaciones de propiedad que condicionan la existencia de la burguesía y
su dominación. Basta mencionar las crisis comerciales que, con su
retorno periódico, plantean, en forma cada vez más amenazante, la
cuestión de la existencia de toda la sociedad burguesa.
Manifiesto Comunista (1848)
CRS-3.
Durante cada crisis comercial, se destruye sistemáticamente, no sólo
una parte considerable de productos elaborados, sino incluso de las
mismas fuerzas productivas ya creadas. Durante las crisis, una epidemia
social, que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda, se
extiende sobre la sociedad: la epidemia de la superproducción. La
sociedad se encuentra súbitamente retrotraída a un estado de súbita
barbarie: diríase que el hambre, que una guerra devastadora mundial la
han privado de todos sus medios de subsistencia; la industria y el
comercio parecen aniquilados.
Manifiesto Comunista (1848)
CRS-4.
Y todo eso, ¿por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización,
demasiados medios de vida, demasiada industria, demasiado comercio. Las
fuerzas productivas de que dispone no favorecen ya el régimen burgués de
la propiedad; por el contrario, resultan ya demasiado poderosas para
estas relaciones, que constituyen un obstáculo para su desarrollo; y
cada vez que las fuerzas productivas salvan este obstáculo, precipitan
en el desorden a toda la sociedad burguesa y amenazan la existencia de
la propiedad burguesa. Las relaciones burguesas resultan demasiado
estrechas para contener las riquezas creadas en su seno.
Manifiesto Comunista (1848)
CRS-5.
¿Cómo vence esta crisis la burguesía? De una parte, por la destrucción
obligada de una masa de fuerzas productivas; de otra, por la conquista
de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos. En
otras palabras, abriendo el camino para crisis más amplias y más
destructivas y disminuyendo los medios de prevenirlas.
Manifiesto Comunista (1848)
CRS-6.
El progreso de la industria, del que la burguesía, incapaz de
oponérsele, es agente involuntario, sustituye el aislamiento de los
obreros, resultante de la competencia, por su unión revolucionaria
mediante la asociación. Así, el desarrollo de la gran industria socava
bajo los pies de la burguesía las bases sobre las que ésta produce y se
apropia lo producido. La burguesía produce, ante todo, sus propios
sepultureros. Su hundimiento y la victoria del proletariado son
igualmente inevitables.
Manifiesto Comunista (1848)
CRS-7.
Todos los que especulan con acciones saben que algún día tendrá que
estallar la tormenta, pero todos confían en que estallará sobre la
cabeza del vecino, después que ellos hayan recogido y puesto a buen
recaudo la lluvia de oro. Después de mí, el diluvio: tal es el grito y
el lema de todos los capitalistas y de todas las naciones de
capitalistas.
El capital, volumen I, “La jornada de trabajo” (1867)
XXIII. Regulación social de la producción
REG-1. La esencia de la sociedad burguesa consiste precisamente en esto, en que en ella no existe a priori
ninguna regulación social, consciente, de la producción. Lo racional y
lo naturalmente necesario no se manifiestan sino bajo la forma de un
promedio, que actúa ciegamente.
Carta a Ludwig Kugelmann (11 de julio de 1868)
XXIV. Libre comercio
LIB-1. Debemos admitir que con el libre comercio la severidad total de las leyes económicas recaerá sobre los trabajadores.
Discurso sobre el libre comercio (1848)
LIB-2.
Para resumir, ¿qué es el libre comercio en las condiciones presentes de
la sociedad? Es la libertad del capital. Cuando se derriban las pocas
barreras nacionales que aún restringen el progreso del capital,
meramente se le habrá conferido completa libertad de acción.
Discurso sobre el libre comercio (1848)
LIB-3.
¡Caballeros! Que la palabra abstracta libertad no los induzca a engaño.
¿La libertad de quién? No es la libertad de un individuo con respecto a
otro, sino la libertad del capital para aplastar al trabajador.
Discurso sobre el libre comercio (1848)
LIB-4.
Llamar a la explotación cosmopolita como hermandad universal es una
idea que sólo pudo ser engendrada en el cerebro de la burguesía. Todos
los fenómenos destructivos que origina la competencia ilimitada dentro
de un país son reproducidos en más gigantes proporciones en el mercado
mundial.
Discurso sobre el libre comercio (1848)
LIB-5.
Se nos afirma que el libre comercio creará una división internacional
del trabajo y, por consiguiente, asignará a cada país la producción más
en armonía con sus ventajas naturales.
Quizá ustedes crean, caballeros, que la producción de café y azúcar es el destino natural de las Indias Occidentales.
Dos
siglos atrás, la Naturaleza, que no se preocupa mucho del comercio, no
había plantado allí ni azúcar de caña, ni árboles de café.
Y podría
ser que en menos de medio siglo no encuentren allí ni café ni azúcar,
debido a que la producción más barata de las Indias Orientales ha
combatido exitosamente el supuesto destino natural de las Indias
Occidentales.
Discurso sobre el libre comercio (1848)
LIB-6.
El día de hoy existen algunos sectores industriales que dominan a todos
las demás y aseguran a las naciones que se especializan en ellos el
dominio del mercado mundial.
Discurso sobre el libre comercio (1848)
LIB-7.
No debe extrañar que los partidarios del libre comercio no puedan
entender cómo una nación puede enriquecerse a expensas de otra, dado que
estos mismos caballeros también rehúsan entender cómo, dentro de una
nación, una clase puede enriquecerse a expensas de otra.
Discurso sobre el libre comercio (1848)
LIB-8.
El sistema proteccionista es sólo un medio de establecer la industria
en gran escala en un país determinado… Adicionalmente, el sistema
proteccionista ayuda a desarrollar la libre competencia dentro de un
país.
Discurso sobre el libre comercio (1848)
LIB-9.
El sistema de libre comercio es destructivo. Fragmenta las viejas
nacionalidades y lleva a un punto extremo el antagonismo del
proletariado y la burguesía. En una palabra, el sistema de libre
comercio precipita la revolución social. Es sólo en este sentido
revolucionario, caballeros, que yo voto en favor del libre comercio.
Discurso sobre el libre comercio (1848)
XXV. Economistas
ECO-1.
Finalmente, llegó un momento en el que todo lo que los hombres habían
considerado como inalienable se convirtió en objeto de intercambio, de
comercio, y pudo ser enajenado. Éste fue el momento en que las mismas
cosas que hasta entonces habían sido comunicadas, pero nunca
intercambiadas; entregadas, pero nunca vendidas; adquiridas, pero nunca
compradas –la virtud, el amor, la convicción, el conocimiento, la
conciencia, etc.– cuando todo, en una palabra, fue objeto de comercio.
Es el momento de la corrupción general, de la venalidad universal, o,
para hablar en los términos de la economía política, el momento en que
todo, moral o físico, habiéndose convertido en valor susceptible de
mercadearse, es traído al mercado para ser tasado a su valor más exacto.
Miseria de la filosofía (1847)
ECO-2.
Los economistas expresan las relaciones de la producción burguesa, la
división del trabajo, el crédito, el dinero, etc. como categorías fijas,
inmutables, eternas… Los economistas explican cómo la producción tiene
lugar en las relaciones antes mencionadas, pero lo que ellos no explican
es cómo se producen esas mismas relaciones, esto es el movimiento
histórico que les dio nacimiento.
Miseria de la filosofía (1847)
ECO-3.
Los economistas tienen un modo curioso de proceder. Para ellos no hay
más que dos clases de instituciones: las artificiales y las naturales.
Las instituciones del feudalismo son instituciones artificiales; las de
la burguesía son instituciones naturales. En esto se parecen a los
teólogos, que clasifican también las religiones en dos categorías. Toda
religión que no sea la suya propia es invención humana; la suya, en
cambio, revelación divina.
Miseria de la filosofía (1847)
ECO-4. Los economistas son los representantes científicos de la clase burguesa.
Miseria de la filosofía (1847)
ECO-5.
La economía política entiende al proletario… como si fuera un caballo,
que debe recibir lo suficiente para que esté en capacidad de trabajar.
No lo considera como un ser humano durante el tiempo en que no está
trabajando. Deja dicho tratamiento a la justicia criminal, a los
doctores, a la religión, a los cuadros estadísticos, a la política y a
los alguaciles.
Manuscritos económicos y filosóficos (1844)
Portada de “Miseria de la Filosofía”, edición francesa de 1847
XXVI. Democracia
DEM-1. El primer paso de la revolución obrera es la elevación del proletariado a clase dominante, la conquista de la democracia.
Manifiesto Comunista (1848)
DEM-2.
Todos los movimientos han sido hasta ahora realizados por minorías o en
provecho de minorías. El movimiento proletario es un movimiento propio
de la inmensa mayoría en provecho de la inmensa mayoría. El
proletariado, capa inferior de la sociedad actual, no puede levantarse,
no puede enderezarse, sin hacer saltar toda la superestructura formada
por las capas de la sociedad oficial.
Manifiesto Comunista (1848)
DEM-3.
Todas las formas de estado reconocen a la democracia como su verdad y
por esta razón son falsas, debido a que ellas no son democracia.
Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel (1843)
“ Neue Rheinische Zeitung”,
el diario de la democracia, permanentemente perseguido y hostigado por
las autoridades absolutistas prusianas. Editado por Marx, publicó su
última edición, totalmente impresa en tinta roja, el 18 de mayo de 1849.
XXVII. Violencia
VIO-1. Las diversas etapas de la acumulación originaria tienen su
centro, en un orden cronológico más o menos preciso, en España,
Portugal, Holanda, Francia e Inglaterra. Es aquí, en Inglaterra, donde a
fines del siglo XVII se resumen y sintetizan sistemáticamente en el
sistema colonial, el sistema de la deuda pública, el moderno sistema
tributario y el sistema proteccionista. En parte, estos métodos se
basan, como ocurre con el sistema colonial, en la más burda de las
violencias. Pero todos ellos se valen del poder del Estado, de la fuerza
concentrada y organizada de la sociedad, para acelerar a pasos
agigantados el proceso de transformación del modo feudal de producción
en el modo capitalista y acortar las transiciones.
El capital, volumen I, “La llamada acumulación originaria” (1867)
VIO-2. La violencia es la comadrona de toda sociedad vieja que lleva en
sus entrañas otra nueva. Ella misma es una potencia económica.
El capital, volumen I, “La llamada acumulación originaria” (1867)
VIO-3. Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos.
Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados
derrocando por la violencia todo el orden social existente. Las clases
dominantes pueden temblar ante una Revolución Comunista. Los proletarios
no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en
cambio, un mundo que ganar.
Manifiesto Comunista (1848)
VIO-4. Plenamente consciente de su misión histórica y heroicamente
resuelta a obrar con arreglo a ella, la clase obrera puede mofarse de
las burdas invectivas de los lacayos de la pluma y de la protección
pedantesca de los doctrinarios burgueses bien intencionados, que vierten
sus ignorantes vulgaridades y sus fantasías sectarias con un tono
sibilino de infalibilidad científica.
La guerra civil en Francia (1871)
VIO-5. No tenemos compasión y no pedimos compasión de ustedes [el poder
establecido]. Cuando llegue nuestra hora no tendremos excusas para el
terror. Sin embargo, los terroristas del reino, los terroristas por la
gracia de Dios y de la ley, en la práctica, son brutales, altivos y
despreciables, y en teoría son cobardes, sigilosos y falaces. En ambos
sentidos, son desvergonzados.
Neue Rheinische Zeitung, editorial de la edición final (1849)
VIO-6. Debemos reconocer el hecho que en la mayoría de naciones en el
Continente, la palanca de nuestra revolución debe ser la fuerza. Es la
fuerza a la que tendremos que apelar con el fin de erigir el gobierno de
los trabajadores.
Discurso en el Congreso de La Haya de la Primera Internacional (1872)
VIO-7. Ustedes saben que las instituciones, las costumbres y las
tradiciones de las diversas naciones deben ser consideradas. No negamos
que existen países –como los Estados Unidos, Inglaterra, y si estuviera
más familiarizado con sus instituciones quizá también añadiría Holanda–
en las que los trabajadores pueden obtener sus objetivos por medios
pacíficos.
Discurso en el Congreso de La Haya de la Primera Internacional (1872)
La Comuna de París, 18 de marzo de 1871: Barricada en Faubourg St. Antoine
XXVIII. Dictadura del proletariado
DIC-1. Por
lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la
existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas.
Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya
el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas
burgueses la anatomía de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido
demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a
determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la
lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del
proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el
tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin
clases.
Carta a Joseph Weydemeyer (1852)
DIC-2. El
objetivo inmediato de los comunistas es el mismo que el de todos los
demás partidos proletarios: constitución de los proletarios en clase,
derrocamiento de la dominación burguesa, conquista del poder político
por el proletariado.
Manifiesto Comunista (1848)
DIC-3. Los comunistas apoyan por doquier todo movimiento revolucionario contra el régimen social y político existente.
Manifiesto Comunista (1848)
DIC-4.
El proletariado se valdrá de su dominación política para ir arrancando
gradualmente a la burguesía todo el capital, para centralizar todos los
instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del
proletariado organizado como clase dominante, y para aumentar con la
mayor rapidez posible la suma de las fuerzas productivas.
Manifiesto Comunista (1848)
DIC-5.
¿Qué transformación sufrirá el Estado en la sociedad comunista? O, en
otros términos: ¿qué funciones sociales, análogas a las actuales
funciones del Estado, subsistirán entonces? Esta pregunta sólo puede
contestarse científicamente…
Entre la sociedad capitalista y la
sociedad comunista media el período de la transformación revolucionaria
de la primera en la segunda. A este período corresponde también un
período político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la
dictadura revolucionaria del proletariado.
Crítica del Programa de Gotha (1875)
DIC-6.
La clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la
máquina del Estado tal y como está y servirse de ella para sus propios
fines.
La guerra civil en Francia (1871)
DIC-7. En
vez de decidir una vez cada tres o seis años qué miembros de la clase
dominante han de representar y aplastar al pueblo en el parlamento, el
sufragio universal habría de servir al pueblo organizado en comunas.
La guerra civil en Francia (1871)
DIC-8.
La Comuna estaba formada por los consejeros municipales elegidos por
sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad. Eran
responsables y revocables en todo momento. La mayoría de sus miembros
eran, naturalmente, obreros o representantes reconocidos de la clase
obrera. La Comuna no había de ser un organismo parlamentario, sino una
corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo.
La guerra civil en Francia (1871)
DIC-9.
Cuando la Comuna de París tomó en sus propias manos la dirección de la
revolución; cuando, por primera vez en la historia, los simples obreros
se atrevieron a violar el monopolio de gobierno de sus “superiores
naturales”, y, en circunstancias de una dificultad sin precedentes,
realizaron su labor de un modo modesto, concienzudo y eficaz, con
sueldos el más alto de los cuales apenas representaba una quinta parte
de la suma que según una alta autoridad científica es el sueldo mínimo
del secretario de un consejo escolar de Londres, el viejo mundo se
retorció en convulsiones de rabia ante el espectáculo de la Bandera
Roja, símbolo de la República del Trabajo, ondeando sobre el Hotel de
Ville.
La guerra civil en Francia (1871)
DIC-10. Si
París pudo resistir fue únicamente porque, a consecuencia del asedio, se
había deshecho del ejército, sustituyéndolo por una Guardia Nacional,
cuyo principal contingente lo formaban los obreros. Ahora se trataba de
convertir este hecho en una institución duradera. Por eso, el primer
decreto de la Comuna fue para suprimir el ejército permanente y
sustituirlo por el pueblo armado.
La guerra civil en Francia (1871)
DIC-11.
La Comuna convirtió en una realidad ese tópico de todas las
revoluciones burguesas, que es “un gobierno barato”, al destruir las dos
grandes fuentes de gastos: el ejército permanente y la burocracia del
Estado.
La guerra civil en Francia (1871)
DIC-12. En
vez de continuar siendo un instrumento del gobierno central, la policía
fue despojada inmediatamente de sus atributos políticos y convertida en
instrumento de la Comuna, responsable ante ella y revocable en todo
momento. Lo mismo se hizo con los funcionarios de las demás ramas de la
administración.
La guerra civil en Francia (1871)
DIC-13.
Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los que desempeñaban
cargos públicos debían desempeñarlos con salarios de obreros. Los
intereses creados y los gastos de representación de los altos
dignatarios del Estado desaparecieron con los altos dignatarios mismos.
Los cargos públicos dejaron de ser propiedad privada de los testaferros
del gobierno central. En manos de la Comuna se pusieron no solamente la
administración municipal, sino toda la iniciativa llevada hasta entonces
por el Estado.
La guerra civil en Francia (1871)
DIC-14.
Los funcionarios judiciales debían perder aquella fingida independencia
que sólo había servido para disfrazar su abyecta sumisión a los
sucesivos gobiernos, ante los cuales iban prestando y violando
sucesivamente, el juramento de fidelidad. Igual que los demás
funcionarios públicos, los magistrados y los jueces habían de ser
funcionarios electivos, responsables y revocables.
La guerra civil en Francia (1871)
DIC-15.
La Comuna era, esencialmente, un gobierno de la clase obrera, fruto de
la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma
política al fin descubierta para llevar a cabo dentro de ella la
emancipación económica del trabajo.
La guerra civil en Francia (1871)
DIC-16.
La dominación política de los productores es incompatible con la
perpetuación de su esclavitud social. Por tanto, la Comuna había de
servir de palanca para extirpar los cimientos económicos sobre que
descansa la existencia de las clases y, por consiguiente, la dominación
de clase. Emancipado el trabajo, todo hombre se convierte en trabajador,
y el trabajo productivo deja de ser atributo de una clase.
La guerra civil en Francia (1871)
DIC-17.
Todas las instituciones de enseñanza fueron abiertas gratuitamente al
pueblo y al mismo tiempo emancipadas de toda intromisión de la Iglesia y
del Estado. Así, no sólo se ponía la enseñanza al alcance de todos,
sino que la propia ciencia se redimía de las trabas a que la tenían
sujeta los prejuicios de clase y el poder del gobierno.
La guerra civil en Francia (1871)
DIC-18.
Si en la lucha contra la burguesía el proletariado se constituye
indefectiblemente en clase; si mediante la revolución se convierte en
clase dominante y, en cuanto clase dominante, suprime por la fuerza las
viejas relaciones de producción, suprime, al mismo tiempo que estas
relaciones de producción, las condiciones para la existencia del
antagonismo de clase y de las clases en general, y, por tanto, su propia
dominación como clase.
Manifiesto Comunista (1848)
DIC-19.
Una vez que en el curso del desarrollo hayan desaparecido las
diferencias de clase y se haya concentrado toda la producción en manos
de los individuos asociados, el poder público perderá su carácter
político.
Manifiesto Comunista (1848)
La Comuna de París, marzo de 1871: Incendios en la ciudad
XXIX. Comunismo
COM-1. En sustitución de la
antigua sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase,
surgirá una asociación en que el libre desenvolvimiento de cada uno será
la condición del libre desenvolvimiento de todos.
Manifiesto Comunista (1848)
COM-2.
En la sociedad burguesa, el trabajo vivo no es más que un medio de
incrementar el trabajo acumulado. En la sociedad comunista, el trabajo
acumulado no es más que un medio de ampliar, enriquecer y hacer más
fácil la vida de los trabajadores.
Manifiesto Comunista (1848)
COM-3.
Estos defectos son inevitables en la primera fase de la sociedad
comunista, tal y como brota de la sociedad capitalista, después de un
largo y doloroso alumbramiento. El derecho no puede ser nunca superior a
la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por
ella condicionado.
Crítica del Programa de Gotha (1875)
COM-4.
En la sociedad burguesa el pasado domina sobre el presente; en la
sociedad comunista es el presente el que domina sobre el pasado. En la
sociedad burguesa el capital es independiente y tiene personalidad,
mientras que el individuo que trabaja carece de independencia y está
despersonalizado.
Manifiesto Comunista (1848)
COM-5.
En una fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido
la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del
trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el
trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida,
sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los
individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas
productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza
colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho
horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá escribir en sus
banderas: ¡De cada cual según su capacidad; a cada cual según sus
necesidades!
Crítica del Programa de Gotha (1875)
COM-6. Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo.
Manifiesto Comunista (1848)
La Comuna de París, marzo de 1871: Barricada en Place de la Concorde. Al fondo aparece la Iglesia de la Magdalena.
XXX. Producción cooperativa
COO-1. Si la
producción cooperativa ha de ser algo más que una impostura y un engaño;
si ha de sustituir el sistema capitalista; si las sociedades
cooperativas unidas han de regular la producción nacional con arreglo a
un plan común, tomándola bajo su control y poniendo fin a la constante
anarquía y a las convulsiones periódicas, consecuencias inevitables de
la producción capitalista, ¿qué será eso entonces, caballeros, más que
comunismo, comunismo “realizable”?
La guerra civil en Francia (1871)
Barricada de los comuneros de París, 1871
XXXI. Educación
EDU-1. Decís que destruimos los vínculos más íntimos, sustituyendo la educación doméstica por la educación social.
Y
vuestra educación, ¿no está también determinada por la sociedad, por
las condiciones sociales en que educáis a vuestros hijos, por la
intervención directa o indirecta de la sociedad a través de la escuela,
etc.? Los comunistas no han inventado esta injerencia de la sociedad en
la educación, no hacen más que cambiar su carácter y arrancar la
educación a la influencia de la clase dominante.
Manifiesto Comunista (1848)
XXXII. Internacionalismo
INT-1.
El aislamiento nacional y los antagonismos entre los pueblos
desaparecen día a día con el desarrollo de la burguesía, la libertad de
comercio y el mercado mundial, con la uniformidad de la producción
industrial y las condiciones de existencia que le corresponden. El
dominio del proletariado los hará desaparecer más de prisa todavía. La
acción común, al menos de los países civilizados, es una de las primeras
condiciones de su emancipación.
Manifiesto Comunista (1848)
INT-
2. En la misma medida en que sea abolida la explotación de un individuo
por otro, será abolida la explotación de una nación por otra. Al mismo
tiempo que el antagonismo de las clases al interior de las naciones,
desaparecerá la hostilidad de las naciones entre sí.
Manifiesto Comunista (1848)
INT-3. Los obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no poseen.
Manifiesto Comunista (1848)
INT-4. ¡Proletarios de todos los países, uníos!
Manifiesto Comunista (1848)
XXXIII. Judaísmo y capitalismo
JUD-1. Consideremos al judío real: no al judío del sábado, sobre el que trata Bauer, sino al judío común y corriente.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-2. No busquemos el secreto del judío en su religión; busquemos el secreto de la religión en el judío real.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-3.
¿Cuál es la base profana del judaísmo? La necesidad práctica, el
interés personal. ¿Cuál es el culto terrenal del judío? El comercio.
¿Cuál es su dios terrenal? El dinero.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-4.
Nuestra era se emancipará a sí misma al emanciparse a sí misma del
comercio y del dinero, y de esta manera del judaísmo real y práctico.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-5.
Una organización de la sociedad que aboliera las precondiciones y de
esta manera la misma posibilidad del comercio, haría al judío imposible.
Su conciencia religiosa se evaporaría como vapor insípido en el aire
real y vivificador de la sociedad.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-6.
Cuando el judío reconoce su naturaleza práctica como inválida y se
esfuerza por abolirla, comienza a desviarse de su anterior senda de
desarrollo, trabaja por la emancipación humana general y pasa a oponerse
a la suprema expresión práctica de la alienación humana.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-7
Distinguimos en el judaísmo un elemento antisocial universal, propio de
los tiempos actuales, cuyo desarrollo histórico, celosamente ayudado
por los judíos en sus aspectos más dañinos, ha alcanzado su punto
culminante, un punto a partir del cual, necesariamente, tendrá que
comenzar a desintegrarse.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-8. En última instancia, la emancipación de los judíos es la emancipación de la humanidad del judaísmo.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-9.
El judío se ha emancipado a sí mismo a la manera judía, no sólo al
detentar el poder del dinero sino porque el dinero se ha convertido, a
través de él y también aparte de él, en un poder mundial, al tiempo que
el espíritu práctico judío se ha convertido en el espíritu práctico de
las naciones cristianas. Los judíos se han emancipado a sí mismos en la
medida en que los cristianos se han convertido en judíos.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-10.
En Norteamérica la dominación efectiva del mundo cristiano por el
judaísmo llega a manifestarse en forma común y no ambigua: la prédica de
los Evangelios, en sí misma, la prédica cristiana, se ha convertido en
artículo de comercio, y el comerciante en bancarrota se comporta en la
iglesia como el próspero clérigo en los negocios.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-11.
La contradicción existente entre el poder político efectivo del judío y
sus derechos políticos, es la contradicción entre la política y el
poder del dinero en general. La política es, en principio, superior al
poder del dinero pero en la práctica ha devenido su garante.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-12.
El espíritu práctico del judío –el judaísmo o comercio– se ha
perpetuado a sí mismo en la sociedad cristiana e, inclusive, ha
alcanzado allí su desarrollo más elevado.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-13.
El judío, que ocupa un lugar distinguido en la sociedad burguesa, sólo
manifiesta de manera nítida el judaísmo de la sociedad burguesa.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-14. El judaísmo se ha conservado no a pesar de la historia sino debido a la historia.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-15. Es de sus propias entrañas que la sociedad burguesa, incesantemente, engendra al judío.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-16. ¿Cuál era, de por sí, el fundamento de la religión judía? La necesidad práctica, el egoísmo.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-17.
El monoteísmo del judío es, en realidad, un politeísmo de las numerosas
necesidades del hombre, un politeísmo que convierte incluso al excusado
en objeto de la ley divina. La necesidad práctica, el egoísmo, es el
principio de la sociedad burguesa y se manifiesta como tal en toda su
pureza tan pronto como la sociedad burguesa engendra totalmente el
estado político. El dinero es el dios de la necesidad práctica y del
egoísmo.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-18. El
dinero es el dios celoso de Israel, al lado del cual no puede existir
ningún otro dios. El dinero humilla a todos los dioses de la humanidad y
los convierte en mercancías. El dinero es el valor universal y
autosuficiente de todas las cosas. Por tanto, ha despojado al mundo
entero, tanto al mundo de los hombres como a la naturaleza, de su propio
y apropiado valor. El dinero es la esencia alienada del trabajo y de la
existencia humana; esta esencia domina al hombre y el hombre le rinde
culto.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-19. El dios
de los judíos se ha secularizado, se ha convertido en el dios de este
mundo. La letra de cambio es el dios real del judío. Su dios es sólo una
ilusoria letra de cambio.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-20.
Bajo el imperio de la propiedad y del dinero, la manera de percibir la
naturaleza es el desprecio real y la degradación práctica de la
naturaleza, que existe ciertamente en la religión judía, pero sólo como
criatura de la imaginación.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-21.
Lo que se encuentra contenido de un modo abstracto en la religión judía
–el desprecio de la teoría, del arte, de la historia y del hombre como
fin en sí mismo– es el punto de vista real, consciente, y la virtud del
hombre adinerado. Incluso la relación misma entre los sexos, la relación
entre hombre y mujer, se convierte en objeto de comercio. La mujer se
trafica.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-22. La nacionalidad quimérica del judío es la nacionalidad del comerciante y, sobretodo, la del financista.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-23.
La ley del judío, carente de fundamento o razón, es sólo la caricatura
religiosa de la moralidad y del derecho en general, carente de
fundamento o razón; son los ritos puramente formales de los que se rodea
el mundo del interés personal.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-24.
El judaísmo no podía crear un mundo nuevo. Sólo podía incorporar las
nuevas creaciones y condiciones del mundo dentro de su propia esfera de
actividad, porque la necesidad práctica, cuyo espíritu es el interés
personal, siempre es pasivo, no puede expandirse a voluntad: se
encuentra extendido como resultado del desarrollo continuo de la
sociedad.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-25. El
judaísmo llega a su apogeo con la perfección de la sociedad burguesa;
pero la sociedad burguesa sólo alcanza la perfección en el mundo
cristiano. Sólo bajo la égida de la cristiandad, que convierte en
objetos todas las relaciones nacionales, naturales, morales y teóricas,
podía la sociedad burguesa separarse completamente de la vida del
estado, cortar todos los vínculos de la especie humana, suplantar dichos
vínculos con el egoísmo y la necesidad egoísta, y disolver el mundo de
los hombres convirtiéndolo en un mundo de individuos atomizados y
antagónicos.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-26. El cristianismo surgió del judaísmo. Actualmente ha sido reabsorbido en el judaísmo.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-27.
Desde el primer momento el cristiano fue el judío teorizante;
consecuentemente, el judío es el cristiano práctico. Y el cristiano
práctico se ha vuelto judío nuevamente.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-28.
Sólo fue en apariencia que la cristiandad superó al judaísmo real.
Eliminar la crudeza de la necesidad práctica era demasiado refinado,
demasiado espiritual, salvo que se le elevara al reino etéreo.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-29.
La cristiandad es el pensamiento sublime del judaísmo, el judaísmo es
la aplicación práctica vulgar de la cristiandad. Pero esta aplicación
sólo podía llegar a ser universal una vez que la cristiandad como
religión perfeccionada hubiera logrado, de manera teórica, la alienación
del hombre de sí mismo y de la naturaleza.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-30.
Sólo entonces pudo el judaísmo imponer su dominio universal y pudo
convertir al hombre alienado y a la naturaleza alienada, en objetos
alienables, susceptibles de venta, esclavizados a la necesidad egoísta y
al comercio.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-31.
La objetivación es la práctica de la alienación. Así como el hombre,
mientras permanece sujeto a la religión, sólo puede objetivar su esencia
en un ser fantástico y ajeno a él, así también bajo el imperio de la
necesidad egoísta sólo puede afirmarse a sí mismo y producir objetos en
la práctica, subordinando sus productos y su propia actividad a la
dominación de un ser ajeno, y atribuyéndoles la significación de una
entidad ajena: el dinero.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-32.
En su práctica perfeccionada, el egoísmo espiritual de la cristiandad
se convierte necesariamente en el egoísmo material del judío, la
necesidad celestial se transmuta en necesidad terrenal, el subjetivismo
en interés personal. La tenacidad del judío debe explicarse no por su
religión, sino por el fundamento humano de su religión: la necesidad
práctica y el egoísmo.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-33.
Es debido a que la esencia del judío fue realizada y secularizada
universalmente en la sociedad burguesa, que la sociedad burguesa no ha
podido convencer al judío de la irrealidad de su esencia religiosa, que
es, precisamente, la representación ideal de la necesidad práctica. Por
consiguiente, no es sólo en el Pentateuco o en el Talmud, sino en la
sociedad contemporánea donde encontramos la esencia del judío de hoy; no
como esencia abstracta, sino como un ser supremamente empírico, no sólo
como una limitación del judío, sino como la estrechez judía de la
sociedad.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-34. Tan
pronto la sociedad logre acabar con la esencia empírica del judaísmo
–con el comercio y sus condiciones– el judío devendrá imposible, porque
su conciencia carece ya de objeto. La base subjetiva del judaísmo –la
necesidad práctica– se habrá humanizado y se habrá abolido el conflicto
entre la existencia individual y placentera del hombre y su existencia
como género humano.
Sobre la cuestión judía (1844)
JUD-35. La emancipación social del judío es la emancipación de la sociedad del judaísmo.
Sobre la cuestión judía (1844)
“ La Ilustración”,
periódico francés publicado de 1843 a 1944. En su edición del 11 de
noviembre de 1871 presentó por primera vez en ese país el retrato de
Carlos Marx, “Jefe de la Internacional”.
XXXIV. Mujer y matrimonio
MUJ-1. Cualquiera que sepa algo de historia sabe que las grandes
revoluciones sociales son imposibles sin el fermento femenino.
Precisamente, el progreso social puede medirse por la posición social
del sexo bello (incluidas las feas).
Carta a Ludwig Kugelmann (12 de diciembre de 1868)
MUJ-2. ¿Participa también tu esposa en la gran campaña de emancipación
de las señoras de Alemania? Pienso que las mujeres alemanas deberían
empezar su tarea orientando a sus esposos a la auto-emancipación.
Carta a Ludwig Kugelmann (5 de diciembre de 1868)
MUJ-3. Nuestros burgueses, no satisfechos con tener a su disposición las
mujeres y las hijas de sus obreros, sin hablar de la prostitución
oficial, encuentran un placer singular en seducirse mutuamente las
esposas.
El matrimonio burgués es, en realidad, la comunidad de las esposas.
Manifiesto Comunista (1848)
XXXV. Familia
FAM-1. La burguesía ha desgarrado el velo de emocionante sentimentalismo
que encubría las relaciones familiares, y las ha reducido a simples
relaciones de dinero.
Manifiesto Comunista (1848)
XXXVI. Políticos y corrupción
POL-1.
Maestro en pequeñas granujadas gubernamentales, virtuoso del perjurio y
de la traición, ducho en todas esas mezquinas estratagemas, maniobras
arteras y bajas perfidias de la guerra parlamentaria de partidos;
siempre sin escrúpulos para atizar una revolución cuando no está en el
poder y para ahogarla en sangre cuando empuña el timón del gobierno;
lleno de prejuicios de clase en lugar de ideas, y de vanidad en lugar de
corazón; con una vida privada tan infame como odiosa en su vida
pública, incluso hoy, en que representa el papel de un Sila francés, no
puede por menos de subrayar lo abominable de sus actos con lo ridículo
de su jactancia.
La guerra civil en Francia (1871)
POL-2.
Y ahora vamos a hacer una pregunta al señor Thiers y a los caballeros
de la defensa nacional, recaderos suyos. Es sabido por mediación de
Pouyer-Quertier, su ministro de Hacienda, Thiers, contrató un empréstito
de dos mil millones. Ahora bien, ¿es verdad o no:
1. Que el negocio
se estipuló asegurando una comisión de varios cientos de millones para
los bolsillos particulares de Thiers, Julio Favre, Ernesto Picard,
Pouyer-Quertier y Julio Simón y
2. Que no habría que hacer ningún pago hasta después de la “pacificación” de París?
En
todo caso, debía haber algo muy urgente en el asunto pues Thiers y
Julio Favre pidieron sin el menor pudor, en nombre de la mayoría de la
Asamblea de Burdeos, la inmediata ocupación de París por las tropas
prusianas. Pero esto no encajaba en el juego de Bismarck, como, a su
regreso a Alemania, lo declaró éste, irónicamente y sin tapujos, ante
los asombrados filisteos de Francfort.
La guerra civil en Francia (1871)
Portada de la edición alemana de “La Guerra Civil en Francia”
XXXVII. Opinión pública
OPI-1.
Bienvenido sea todo juicio crítico científico. En cuanto a los
prejuicios de la llamada opinión pública, a la que jamás he hecho
concesiones, tengo por divisa el lema del gran florentino: ¡Segui il tuo corso, e lascia dir le genti! (¡Sigue tu camino y deja que la gente murmure!, Dante, La Divina Comedia)
El capital, prólogo (1867)
XXXVIII. Culto a la personalidad
CUL-1.
La popularidad nos importa un comino. Como prueba de ello, citaré, por
ejemplo, el siguiente hecho. Por repugnancia a todo culto a la
personalidad, durante la existencia de la Internacional nunca permití
que llegasen a la publicidad los numerosos mensajes con el
reconocimiento de mis méritos, con que me molestaban desde distintos
países. Incluso nunca les respondía, si prescindimos de las
amonestaciones que les hacía. La primera afiliación mía y de Engels a la
secreta “Liga de los comunistas” se realizó con la condición
que se eliminaría de los Estatutos todo lo que contribuyera a la
postración supersticiosa ante la autoridad.
Carta a Wilhelm Blos (1877)
“La Campana de Gracia”,
semanario bilingüe de Barcelona. En su edición del 26 de noviembre de
1871 presentó por primera vez en España el retrato y una apología de
Carlos Marx. Es una traducción del artículo aparecido quince días antes
en “La Ilustración” de Francia.